domingo, 30 de diciembre de 2007

Alerta climática para la Rep. Dominicana



Si antes del año 2050 el nivel del mar sube seis metros, como se estima, la industria turística del sol, arena y playa en República Dominicana desaparecería totalmente.
Así lo destaca José Santana, director de la Comisión Internacional Asesora de Ciencia y Tecnología (CIACT), en un informe presentado hace dos semanas al Congreso Nacional. Para ver los estragos del cambio climático, sin embargo, no hay que hacer proyecciones futuras.
Basta fijarse en las consecuencias de las tormentas Noel y Olga, que dejaron más de cien muertos y 80 mil desplazados.
Santana las describe como “un doloroso llamado de atención sobre el desafío que nos corresponde enfrentar”
En su discurso el 13 de diciembre ante los delegados de los 190 países reunidos en Bali, Indonesia, el Secretario de Medio Ambiente, Omar Ramírez, también hizo énfasis en los impactos del cambio climático en la República Dominicana: inundaciones más intensas y frecuentes, sequías, tormentas fuera de época, erosión de las costas, y blanqueamiento de los bancos coralinos.
En las zonas más vulnerables, las costas, habitan unos 4.3 millones de dominicanos, aproximadamente el 50 por ciento de la población del país.
La mitigación y adaptación al fenómeno del calentamiento global, provocado por el aumento de los gases de efecto invernadero (GEI) como el dióxido de carbono, no sólo requiere de creatividad para la búsqueda de formas de producción alternativas, sino también una gran inversión: será necesario dedicar para ello un 0.5 por ciento del Producto Bruto Interno mundial, según el IV informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).
El reclamo internacional es que los países desarrollados, principales responsables de las emisiones de GEI, creen un fondo para financiar la adaptación al cambio climático en los países pobres.
“Puesto que la crisis la han creado los países desarrollados, deben asumir sus responsabilidades, incluyendo la de proteger a las víctimas potenciales del fenómeno”, afirmó Kevin Watkins, principal autor de un estudio sobre el tema del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Dos días después de la ponencia de Ramírez en Bali, los participantes aprobaron una Carta de Ruta que establece las pautas para las negociaciones de un nuevo acuerdo que sustituya al Protocolo de Kioto, que vence en 2010.
Kioto obliga a 39 países desarrollados a reducir sus emisiones de GEI en un cinco por ciento respecto a los niveles de 1990.
El nuevo acuerdo irá mucho más lejos. Pretenderá reducir las emisiones de GEI en un 50 por ciento por debajo de los niveles de 1990 para el año 2050.
República Dominicana, que aprobó la Carta de Ruta de Bali, ratificó el protocolo de Kioto en 2002 y cuenta con una oficina del Proyecto Cambio Climático de la Secretaría de Medio Ambiente.
Según ésta, las emisiones de GEI del país fueron más de 19.7 millones de toneladas métricas en 2002.
El bloque de países desarrollados producen más de 1,600 millones de toneladas métricas al año.
Oportunidades que trae KiotoNo todo es malo. El Protocolo de Kioto abre nuevas oportunidades los países en vía de desarrollo, como la República Dominicana.
Estos países no están obligados a reducir sus emisiones (a diferencia de los países desarrollados), pero sí pueden hacerlo voluntariamente y beneficiarse de ello a través del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL).
El MDL permite a los países desarrollados comprar créditos de reducción de emisiones para cumplir con sus metas con mayor flexibilidad.
A la vez, el MDL contribuye con la creación de proyectos de desarrollo sostenible en los países que lo necesitan, al hacer más rentable los proyectos de reducción de emisiones.
En República Dominicana ya fue aprobado el primer proyecto MDL: un parque eólico que producirá 64.6 mega vatios de electricidad en Juanillo, La Altagracia, y reducirá aproximadamente 110 mil toneladas de dióxido de carbono al año.
Esas toneladas la empresa dueña del proyecto las puede “vender” a los países desarrollados para que se sumen a las cuotas de reducción de dióxido de carbono que deben cumplir. Todos salen ganando.
República Dominicana, donde más del 88 por ciento de la producción proviene de combustibles fósiles, es un paraíso para proyectos MDL, explica Moisés Álvarez, encargado de la Oficina de MDL en el país.
Para obtener la aprobación de la oficina nacional MDL, el proyecto debe cumplir con dos requisitos: disminuir emisiones de dióxido de carbono y contribuir al desarrollo sostenible.
Ya en el país hay una lista de más de 20 proyectos en proceso de validación por parte de la oficina nacional, informa Álvarez, entre los que se encuentran producción de energía a través de biogás, biocombustibles, eficiencia energética, energía solar, energía eólica, energía hidroeléctrica y captura de carbono a través de la siembra de árboles.

No hay comentarios: