sábado, 8 de marzo de 2008

Sepultan agente DNCD

El teniente asignado a la DNCD, Guillermo Tejeda Kranwinkel, asesinado el pasado lunes por matones supuestamente pagados por narcotraficantes, fue sepultado ayer entre el llanto desesperado de sus parientes.

El cementerio municipal de San Cristóbal, provincia natal del miembro del Ejército asignado a la Dirección Nacional de Control de Drogas, malogrado, lucía repleto de personas de todas las edades y de distintos sectores de esa ciudad, que acudieron al campo santo a despedir al joven oficial, definido por conocidos y allegados como un hijo ejemplar, criado y formado bajo estrictas normas hogareñas y fundamentos religiosos.
Sus padres, hermanos, abuelos y amigos no paraban de llorar. Las expresiones de consolación de los más fuertes, no eran suficientes para apaciguar el dolor de una familia desgarrada por la tristeza y la impotencia.

La angustia de las personas que vieron nacer y crecer al niño convertido en jefe de una sesión antidroga, contagiaba a sus hermanos de armas, subalternos y superiores, quienes se unieron al dolor compartido por el desafortunado final del oficial.

En la capilla de la funeraria Savica, donde fueron velados los restos mortales de Tejeda, no faltaron las muestras de solidaridad y reconocimiento al valor y responsabilidad con que, a pesar de su joven edad, este militar desempeñó sus funciones de mando como comandante de la sesión antinarcóticos del municipio de Jarabacoa.
El alto mando de las Fuerzas Armadas, encabezado por su jefe, teniente general Ramón Antonio Aquino García, estuvo presente en los funerales.

Durante el velatorio, cuatro miembros de la DNCD, organismo al que estaba adscrito Tejada, mantuvieron una guardia turnada alrededor del ataúd.

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