sábado, 26 de enero de 2008

Hoy se conmemora 195 aniversario del natalicio de Juan Pablo Duarte



SANTO DOMINGO.- El peso de Juan Pablo Duarte en las páginas históricas opaca su comprometida labor cultural. Sin embargo, quienes deciden sumergirse en la maraña documental que rodea la vida y obra del patricio, encuentran múltiples paralelismos en ambas facetas.
Sin dudas, y así lo afirman teóricos e historiadores, la obra de Duarte es patrimonio tanto histórico como cultural de los dominicanos.
El haber sido la primera palanca para conquistar la soberanía nacional no impidió que Juan Pablo desarrollara múltiples actividades culturales, de entre las cuales el catedrático, escritor y dramaturgo Haffe Serulle destaca su profunda afición al teatro, que luego se convertiría en vehículo de propaganda política.
La literatura también estuvo entre sus pasiones y fue, según el literato y presidente honorífico del Instituto Duartiano, Mariano Lebrón Saviñón, un desahogo en los tiempos más turbulentos de su vida.
Además de los aportes del propio prócer, que permanecen imborrables aún después de su desaparición física, su imagen y sus aspiraciones se han transformado en arte y en cultura, que se muestra tangible en sus bustos, estatuas, pinturas, dibujos y esculturas, o intangible en obras de teatro, himnos y canciones que han surgido de la creatividad popular para ensalzarlo.
El nombre del más ilustre de los dominicanos también es hoy parte de la agitada rutina de sus compueblanos apareciendo en calles, avenidas, autopistas, edificaciones, parques y barrios del país, evidenciando la admiración y el respeto que se le profesa en el país.
La labor política de Duarte se realizó a travéz de la culturaHablar de patrimonio, histórico o cultural, es hablar de pertenencia, y en ese sentido el historiador Alejandro Paulino Ramos entiende que la vida y la obra de Duarte pueden ser denominadas como tal, pero recordando que “su legado forma parte de un proyecto inconcluso de lo que debe ser el pueblo dominicano”.
La piedra angular en la vida del patricio fue su sueño independentista y consecuentemente, su ideal de nación, el cual dejó esbozado en su Proyecto de Constitución. Paulino Ramos define dicho proyecto como transgresor y claro, dado que proponía una República “libre, independiente, democrática, soberana, representativa y popular”.
El primer paso en pro de su sueño, todavía irrealizado, nació en 1843 con la sociedad secreta La Trinitaria, a través de la cual el joven Juan Pablo y sus compañeros empezaron a crear consciencia sobre el valor de la libertad y a buscar adeptos a la causa de la Patria. Sin embargo por la represión, debieron idear otros métodos proselitistas.

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