SANTIAGO.- “Canta pueblo, canta. Deja que tu voz se escuche. Siéntelo”, fueron las palabras de Danny Rivera cuando el público tarareaba con él sus primeras canciones.
“Amar o morir” inició el repertorio de sentimientos que la gente dejó aflorar desde las nueve y veinte hasta casi la medianoche. Su bufanda blanca otra vez le acompañó. Esta vez vestido de negro expresó palabras de gratitud a “mis hermanos dominicanos, a ustedes gracias por tanto cariño” dijo, a lo que el público respondió efusivamente. Era la noche cumbre del Festival Arte Vivo 2008.
Una de las más coreadas, “Madrigal”, formó parte del conjunto de catorce canciones interpretadas con amor y entrega, al público que con cervecita en mano, en soledad, en amistad o en amor, disfrutó el concierto.
Bien lo confesó Rivera, noches antes cuando dijo sentirse muy feliz con su carrera porque su canto le llega a la gente. A todo el público que estuvo en la Benito Monción, próximo a Casa de Arte, le llegaron a sus añoranzas, recuerdos y muy de cerca las letras, la música y el ánimo del artista declarado “Cantor de las Antillas”.
La calle estuvo repleta por todas sus esquinas, incluso los balcones de la pensión Hostal del Cibao estuvieron reservados para sus inquilinos dominicanos y haitianos, quienes disfrutaron del concierto en área VIP.
El cantante de “Mi querido viejo” sincronizó muy bien con la audiencia, tanto que después de su penúltima despedida fueron dos en vez de uno los temas que regaló a su gente.
La antesala al intérprete fue animada por la música siempre buena de Maridalia Hernández, quien luce más delgada y elegante. Hernández fue muy amigable con la gente que le manifestó que está más bonita y joven.
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